Además de los sistemas y equipos inteligentes que ya forman parte de nuestra vida cotidiana, que se han incorporado en las últimas décadas, están surgiendo otras tecnologías que prometen revolucionar nuestros espacios de trabajo, a los que tarde o temprano, también debemos adaptarnos.
En el mundo altamente conectado en el que vivimos hoy, la tecnología influye e impacta en casi todas las decisiones que tomamos. Big Data, Inteligencia Artificial (AI) e Internet de las Cosas (IoT) han mejorado nuestras vidas en la esfera digital, ayudándonos a comprender mejor los espacios que habitamos.
Las tendencias de diseño del espacio de trabajo intentan mantenerse al día con estos cambios, adaptándose a la nueva forma en que los empleados se relacionan con su espacio de trabajo. Una multitud de empresas y edificios de oficinas están migrando de sus antiguas soluciones en salas privadas y de plan libre, a espacios fluidos e integrados, donde los trabajadores pueden disfrutar de una serie de comodidades y espacios de trabajo colaborativo.
Resulta que, con la universalización de los sistemas inteligentes utilizados en nuestros espacios de trabajo, actualmente tenemos una infinidad de datos a nuestra disposición que nos permiten comprender mejor cómo nuestras decisiones de diseño interfieren con la productividad y la eficiencia de cada uno de los empleados. Las posibilidades que presentan estos nuevos sistemas inteligentes son innumerables, especialmente cuando se trata de la evaluación posterior a la ocupación.
Después, el trabajo de un arquitecto no termina al momento de “entregar las llaves“. Las nuevas tecnologías y los sistemas inteligentes nos ofrecen una oportunidad única para aprender y mejorar nuestra propia práctica de diseño.
El entorno de trabajo evoluciona constantemente, al igual que la tecnología que lo acompaña. Con todos estos nuevos recursos a su disposición, mientras que las empresas tienen acceso a más datos para poder evaluar qué solución de diseño es la más adecuada para sus ambiciones…