Las casas impresas en 3D son una paradoja intrigante: se construyen rápidamente pero están diseñadas para durar. Aunque solemos pensar que lo que se obtiene fácilmente desaparece pronto, estas casas desafían esa creencia y demuestran el potencial de la innovación.

Todo comenzó en 2014 en China, cuando Winsun revolucionó el mundo de la impresión 3D y la construcción al fabricar 10 casas en un solo día, utilizando una mezcla de concreto. Imprimieron los componentes por separado y los ensamblaron en el lugar. Hoy, la tecnología ha avanzado y el vecindario más grande impreso en 3D está cerca de completarse en Texas, tras dos años en desarrollo. Impresionante ¿verdad?
Las casas impresas en 3D representan un cambio innovador en la construcción, y el proceso no es tan complicado. Impresoras industriales construyen casas tamaño real capa por capa, siguiendo un plano digital. Usan una mezcla de cemento dispensada a través de una boquilla calentada, que se solidifica con un secador antes de aplicar la siguiente capa. Además del cemento, se pueden usar materiales como polímeros, arena, resinas y alternativas sostenibles como el “hempcrete” o resinas biológicas.
Imprimir una casa pequeña en 3D puede durar hasta 24 horas, pero proyectos más grandes requieren días o incluso meses. Después de la impresión, se necesita tiempo adicional para plomería, electricidad y otros acabados, lo cual depende del ritmo de trabajo humano. En cuanto al costo, imprimir una casa pequeña suele costar entre $10,000 y $15,000, pero el precio final, incluyendo trabajos adicionales, asciende a entre $140,000 y $160,000 para una casa completamente terminada. ¡El futuro de la construcción ya está aquí!